Paradójicamente a pesar de ser la Farmacia el lugar de salud más importante de la comunidad, es la comunidad quien menos conoce en que consiste la Farmacia, en gran medida por el enfoque comercial que se tiene en muchos establecimientos, lo que lo hace diferente a los demás miembros del equipo de salud.
En este artículo analizaremos como nos ve esa comunidad.
La primera referencia que tenemos es la visión de nuestros padres que en muchos casos esperaban un médico y que por lo general ven en el Farmacéutico una alternativa de ejercicio.
Todos los que somos farmacéuticos sabemos la importancia que tenemos frente a nuestras familias, ya que todo lo que ellos consultan con el médico o por automedicación terminan reforzándolo con nosotros.
Pero también están nuestros amigos de colegio; el estudiar farmacia no es algo que se promueva desde las aulas de clase, todos queremos ser médicos, abogados y hasta astronautas, además cuando se invitan profesionales a charlar con los estudiantes en las clases de orientación vocacional, casi nunca se invita un farmacéutico.
Una gran parte de la culpa de que no se promueva el estudio de la Farmacia como profesión desde el colegio se debe al rótulo de la profesión que antepone el término "Químico" al de "Farmacéutico", esto es tanto como quien quiere estudiar matemáticas puras o filosofía, es en general poco llamativo para los jóvenes.
Para las familias y amigos cercanos el farmacéutico se asocia más a un científico que a un profesional cercano a la comunidad, además porque en países como Colombia, donde se permite la titularidad de establecimientos farmacéuticos de personas sin formación académica en el área, la idea de estudiar farmacia se cree que es para ejercer en laboratorios y no propiamente en Farmacias.
Para el Estado la Farmacia representa un ente económico, un negocio más, por eso los trámites de apertura se enfocan en el establecimiento y no en el servicio, es tal esa visión errada que las visitas de inspección se basan en aspectos técnicos y no en el servicio de salud.
Para la comunidad el Farmacéutico es invisible, en gran medida por que quien estudia farmacia no aprende a desarrollar el marketing de la imagen, muchos solo se limitan a prestar su título para avalar establecimientos y la gran mayoría deja la responsabilidad de su profesión en manos de auxiliares.
¿En donde fallamos?
Por lo general los farmacéuticos acusan al Estado de la situación de las Farmacias, cuando la responsabilidad es del gremio que no conoce su fortaleza como profesional de salud más cercano a la comunidad.
Si queremos romper la visión que los demás tienen sobre nosotros, debemos comenzar por vernos nosotros mismos, si muchos cambiamos la manera de vernos podemos convencer a la comunidad de nuestro rol.
Mientras el Farmacéutico se siga escondiendo detrás de un escritorio y de un proceso, no se logrará revalorizar la profesión, mientras la academia forme expertos en la técnica y no en el servicio, nunca tendremos un cambio cultural hacia nuestra labor.
El Farmacéutico debe vender su imagen de experto en medicamentos y de apoyo a la comunidad.
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